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Yo

En mi closet tengo tacones, flats y tenis, todos en negro y tonos de nude, hace mucho no compro de otro color, aunque amo los zapatos rojos.  Soy malísima para las selfies, porque no me gusto, pero me gustan las fotos que me toman quienes me quieren porque se refleja su amor en mi sonrisa. Me dan celos hasta las moscas y me guardo cosas para luego explotar y decirlas mal y en mal momento. Soy feliz sin bañarme y soy más feliz cuando tengo pretexto para arreglarme y ponerme bonita. Me gusta cocinar pero uso todos los sartenes y vasijas disponibles entonces odio limpiar después.  Mi lenguaje de amor es dar, pero no me dejo querer.

¿Qué me hace feliz?

 Me está resultando muy difícil este ejercicio auto-impuesto porque me he establecido tres reglas: que lo que me hace feliz no dependa de otras personas, que no sea ingerido de alguna forma, que no requiera una gran inversión monetaria. ¿Qué me hace feliz? Me pregunto y medito mientras me envuelve el silencio sentada en la barra de la cocina de su casa, rodeada de luz natural y con olor a tocino porque hice de una vez su comida para mañana.  Me iré por lo más pequeño y lo primero del día, dije que no hablaría de ingerir, pero es inevitable, me hace feliz el primer café de la mañana, cuando la casa empieza a despertar.  Leer, me hace feliz leer, desde la improductividad de Twitter, hasta hallazgos interesantes en internet, temas LGBT, un buen libro de esos que no puedes dejar al lado.  Me gusta cocinar, pero me da la ansiedad porque quiero que quien pruebe mi comida sea feliz con ella, entonces lo quito de la lista. Me gusta usar mis manos: bordar, tejer, pero literalmente nunca termino

Regresar

En mi primera sesión de terapia establecí con mi psicóloga la meta de nuestro trabajo, estar bien conmigo misma. Ella complementó la meta, “ volver a estar bien contigo misma” y además la enriqueció con esta metáfora: es como si hubieras dejado de comer una bolsa de papitas hace doce años y la quisieras volver a abrir. Así como el estar bien conmigo misma no será de la misma forma hoy, este blog no será igual que mis anteriores. No tengo ni el mismo tiempo y mucho menos las mismas ideas, pero el punto es regresar. No sé si me haga feliz o no, pero lo necesito. 

Diciembre

Me escondí del tiempo. Resguardada en la intemperie de estrechas calles coloniales que suben y bajan.Caminé entre ruinas y máscaras. Escondida sobre un cerro con la cara frente al viento helado, mis ojos cerrados, mis oídos todos suyos. Resguardada bailando debajo de la tierra, entre minerales. Comí nostalgia y novedad. Regresé al tiempo, pero no le digan lo bien que la pasé, por si me escondo otra vez.

40.

Este año cumplí 40. Cuando empecé el año tomé la decisión de dejar de estar en un lugar que no avanzaba. En mi mente resonaba el número como decisivo, para atrás ni para agarrar vuelo.  Este año cumplí 40, y en el camino de cumplirlos me di cuenta de algo que no había visto (admitido) en mí.  Fue como abrir los ojos y ver todo más brillante, es un proceso que sigo descubriendo en mi casi cada día. Y en ese proceso he vuelto a sentir mariposas en el estómago, he vivido momentos que quiero convertir en infinitos, estoy aprendiendo (intentando) a ser mejor persona no solo ahi sino conmigo. Este año cumplí 40, y apenas estoy aprendiendo a pedir ayuda, a quitarme la noción de que tengo que hacer todo sola y al mismo tiempo admitiendo que hay cosas que solo yo puedo (debo) hacer.  Cumplí 40 y quiero cambiar la visión de hacia donde voy y con quien (y cómo). Me doy cuenta que me he desconectado de los que quiero, con el pretexto del tiempo pero tal vez lo hice por no mostrar que no estaba bie